En esta tercera entrada de la serie de escaleras dentro de la obra civil en parques y jardines, vamos a tratar las escaleras construidas in situ, la formación de escaleras, los remates laterales y las protecciones que acompañan a las escaleras.
- Escaleras in situ:
- Terrizas: Se forman excavando directamente en la tierra consolidada la forma de los peldaños y se defiende su borde con algún material, piedra o madera. Son muy utilizadas en ambientes rústicos y debe cuidarse mucho la evacuación del agua de lluvia, que las destruye en poco tiempo, para lo que una pequeña pendiente transversal está muy indicada. Estas escaleras llevan por lo regular zancas inclinadas a ambos lados donde se afianzan las tabicas. El empleo del rollizo de pino, muy frecuente, está poco indicado, por lo que hemos dicho anteriormente.
- De hormigón: Se arman (a veces), encofran (también a veces) y hormigonan de una vez cada uno de los tramos junto con el descansillo correspondiente, salvo que tengan una superficie en planta mayor de unos 16 m², en cuyo caso conviene realizarlas por separado, incluso el tramo o el rellano, dejando juntas de dilatación. Las formas y dimensiones pueden ser muy variables. Es frecuente en las escaleras de hormigón el endurecimiento de las superficies exteriores de la huella con áridos de cuarzo o de corindón, también la adición de áridos de machaqueo, coloreados y su lavado en fresco o con ácido, y también el tratamiento impreso de la huella y, a veces, de la tabica. En todos los casos el borde de ataque del peldaño de estas escaleras es un punto débil que con frecuencia se salta; se recurre a redondearlo en exceso para aumentar su resistencia, con los problemas de seguridad que ya hemos visto que ocasiona, y también a reforzarlo con un angular de acero, que también tiene inconvenientes ya que provoca una arista muy viva, resbaladiza y peligrosa ante una caída, además de ser estéticamente de dudoso resultado.
- De piezas sueltas: Son frecuentes las escaleras de ladrillo cerámico, del tipo tejar, con la tabica formada por ladrillo a sardinel y la huella, si ha lugar, con otro tipo de aparejo. El ladrillo, a no ser de gres, es un material que se desgasta con facilidad además de absorber agua. De otra parte, la arista del ladrillo normal es demasiado viva, si bien se fabrican ladrillos con una arista roma para estos fines. También son frecuentes las escaleras realizadas con adoquines de hormigón. En ambos casos, a veces, para reforzar el borde de ataque del peldaño se recurre al angular de acero, en posición normal o vuelta, que ofrece los inconvenientes ya apuntados, mayores en el segundo caso.
- Escaleras mixtas: Son las realizadas por materiales de distinto tipo, por ejemplo borde de peldaño de traviesa de ferrocarril y huella cuajada de adoquín, de piedra o artificial, ladrillo o baldosa. En estas escaleras se suele hormigonar la pieza de borde y sentar en tierra el material de relleno de la huella.
Escaleras in situ |
- Formación de escaleras:
De acuerdo con la finalidad, el tipo de escalera, naturaleza del terreno, así como del tipo de peldaño, la formación de escalera puede ser diversa. Por lo general para escalones apoyados directamente sobre el terreno, caso más común en los parques y jardines, se requiere una excavación y cajeado, afirmado del terreno, con frecuencia aportación de material granular para conseguir una buena base, y una solera de hormigón que puede estar o no armada, formando un todo uno con el rellano, si las dimensiones lo permiten. Sobre esta base se colocarán los peldaños.
En el caso de utilizar de huella y tabica separada, o de piezas de cerámica o de hormigón prefabricado, aunque sean enterizos, se requiere la previa formación del peldañeado, que puede hacerse con hormigón o con ladrillos; en el primer caso se recomienda hacer el peldañeado simultáneamente con toda la escalera y que el armado sea solidario entre sí.
En la construcción de escaleras el pie de la losa que compone cada tramo es el punto clave de los esfuerzos y que más hay que cuidar para evitar asentamientos.
Con frecuencia las escaleras se construyen sobre rellenos que son difíciles de consolidar por su disposición en talud o por las dificultades de acceso. La compactación de los rellanos es de la mayor importancia, no tanto la de la pendiente del tramo que quedará soportado por la losa inclinada armada. Es conveniente, siempre que se pueda, unir la losa del tramo al rellano superior, dejando una junta de dilatación al pie del primer peldaño de subida, bien sellada para que no entre el agua. No es adecuado unir el tramo de peldaños al rellano inferior pues, en este caso, la junta de dilatación quedaría en la siguiente meseta junto a la huella del último peldaño, muy visible y acusaría cualquier pequeño asentamiento.
En escaleras de pequeñas dimensiones, plantas inferiores a 20 m² la mejor solución es hormigonar toda la escalera de una vez.
El asiento de los peldaños, ya sea directamente sobre la losa inclinada (caso de peldaños macizos de piedra) o sobre peldañeado previo, se realiza con mortero de hormigón, rejuntando bien todas las piezas.
- Remates laterales:
- Protecciones:
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