Vamos
a tratar del mantenimiento desde el punto de vista del proyecto.
El
mantenimiento es una función necesaria,
pensada de antemano, es decir,
considerada en el diseño, que tiene por misión corregir desviaciones y
cooperar a la persistencia de la potencialidad productiva del parque o jardín.
En unos casos corregirá daños producidos por agentes exteriores, en otros los
desgastes por el uso, en otros actuará para corregir agresiones mutuas entre
los propios elementos, como por ejemplo, limitando con podas el desarrollo
excesivo de algunos vegetales o combatiendo las malas hierbas.
El
mantenimiento al actuar en un medio vivo, en permanente evolución, tiene que
acomodarse a la nueva dimensión que éste va adquiriendo. Los cambios no solo
provienen del interior, con frecuencia son las acciones exteriores o la
modificación de los objetivos los que
imponen los mayores cambios.
Las
zonas verdes públicas urbanas son
equipamientos caros de ejecución y costosos de mantener; a pesar de ello la
demanda es grande y se invierten cantidades importantes en su ejecución, no
tanto en su mantenimiento que siempre se considera una labor secundaria.
Rebajar los costes de mantenimiento es una obligación del proyectista y el
diseño tiene la mayor trascendencia.
Ya
se comprende que esta rebaja no lo será a costa de sacrificar calidades o
prestaciones, sino a consecuencia de un más cuidado diseño ajustado a un
mantenimiento razonable. Obviamente para ello es necesario conocer las
necesidades de mantenimiento que tendrán los elementos diseñados.
¿Conocen
estas cuestiones los proyectistas, y si es así las tienen realmente en cuenta?
Nuestra experiencia, en general, nos obliga a dar una respuesta negativa en ambos casos.
No se conocen bien por los diseñadores de parques y jardines, en general, los procesos de mantenimiento con el
suficiente detalle; operaciones, frecuencia, valoración..., y lo que se
conoce, apenas se considera y valora en su justa medida en los diseños, sino no
asistiríamos a tantas aberraciones y obras degradadas y fracasadas por un
rápido deterioro.
Cierto
que a veces lo que falta es el mantenimiento más elemental. Pero ¿se ha
incluido en el proyecto un capítulo donde se describa el mantenimiento con la
amplitud necesaria y coste que representa, para que quien aprueba el proyecto
conozca a priori también los gastos a que se obliga en el futuro?
La
respuesta es, en un alto porcentaje, negativa.
¿No
será que las ideas así como el diseño de las soluciones constructivas están
poco estudiadas, tanto en su concepción como en sus necesidades futuras y por
ello no puede hablarse con propiedad del mantenimiento?
¿No
será que están fallando los proyectos?
Vamos a pensar que no,... pero de todos modos
diremos algo en el recordatorio que sigue sobre el mantenimiento de las partes
más significativas de la obra.
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