UTILIZACIÓN ESTÉTICA
Los árboles y arbustos poseen una belleza propia en
cualquier situación. Son elementos estéticos en nuestro ambiente. Pueden ser
bellos simplemente por sus líneas, forma, color, textura, y pueden dulcificar
líneas duras, complementar elementos estructurales, unificar elementos diversos
y naturalizar vistas. Son elementos indispensables en la articulación del
espacio. Presentan en cada momento de su vida aspectos diferentes y la variedad
de formas, portes, textura y colorido es tan grande que no existe situación que
no pueda ser mejorada estéticamente por los vegetales. Tenemos especies de
porte piramidal como los Cupressus, de porte extendido como el cedro, de copa
globosa como el plátano, de porte articulado como el Ginkgo, llorón como el
sauce, columnar como el chopo... con hoja perenne, con hoja caduca, con
tonos verde claro, verde oscuro, plateado, rojizo, de floración primaveral,
estival, otoñal o invernal... señalan el paso de las estaciones y crecen
junto a nosotros adquiriendo con los años un valor y categoría indudable.
Tenemos la posibilidad de empleo de unos materiales extraordinarios que a su inestimable
belleza unen aspectos funcionales magníficos, contribuyendo además al
mantenimiento de unas condiciones beneficiosas para el desarrollo de nuestras
vidas.
LA ELECCIÓN DE ESPECIES
Decíamos al comienzo de este apartado que para emplear
los vegetales con acierto hay que conocer las funciones objetivas que
desempeñan, descritas anteriormente, pero sin duda para poder obtener estos
beneficios será preciso saber qué vegetal o grupo de vegetales, de los muchísimos que existen, son
capaces de proporcionarlos. En definitiva tener los conocimientos suficientes
para determinar bien la especie a emplear en cada caso.
Influyen en esta decisión, de una parte, los aspectos
relacionados con las propiedades de los vegetales y su aportación a los fines
del proyecto (ornamentales, funcionales, estéticas, de uso...) y, de otra
parte, las necesidades de habitabilidad de la especie (condiciones de estación)
para desarrollarse adecuadamente y así
proporcionar los resultados esperados.
Ambas cuestiones se encuentran en los libros de
botánica, geobotánica y disciplinas afines, que deberá dominar el proyectista.
La amplitud e intensidad de conocimientos que lleva
aparejados el mundo de las especies vegetales son elevadísimos, imposibles de
tratar en esta serie, así como la necesidad de una permanente puesta al día en
lo relativo a las nuevas variedades vegetales que salen al mercado todos los
años.
Nuestra colaboración en esta serie se reduce a comentar algunas cuestiones que consideramos
relevantes:
-
La primera y más
importante es que no pueden elegirse las especies vegetales únicamente a partir
de la información que aportan los listados si no se conocen otras
muchas características de la especie vegetal, los listados no son más que un
recordatorio.
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Los requerimientos
de habitabilidad de la especie vegetal deben primar sobre los restantes
aspectos estéticos, de uso, paisajísticos, funcionales...
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Es frecuente que
se elijan los vegetales atendiendo exclusivamente a su aspecto externo sin
considerar, o muy poco, sus propiedades y prestaciones. Incluso podría decirse
que las propiedades estéticas no son suficientemente valoradas y aprovechadas
desde el proyecto porque no se conocen a fondo, ya que es bastante difícil.
-
Como seres vivos
tienen una imagen cambiante con los años y con las estaciones, las flores
aparecen en una determinada época, prolongándose un cierto tiempo, en unas
especies aparecen antes que las hojas y en otras después, otro tanto puede
decirse de los frutos. Flor y fruto pueden ser decorativos y aprovechables para
conseguir determinados efectos estéticos, o, por el contrario, perjudiciales,
ya sea por su olor, color, alergias...
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Es importante
considerar el desarrollo de los vegetales a lo largo de su existencia. La
imagen del vegetal y aspecto buscado por el proyectista suele corresponder a
una época de su vida, por lo regular pronto para que se logren los efectos lo
antes posible, razón por la que se recurre a utilizar ejemplares muy grandes,
más de lo deseable técnicamente, y a abusar de las densidades de plantación, de
graves consecuencias futuras.
-
Con frecuencia la
búsqueda de determinados efectos estéticos nos lleva a situar las especies en
condiciones precarias de vida no lográndose lo deseado y sí, en cambio, la
ruina del vegetal, que ofrece un estado lamentable, muy negativo para la
sensibilidad de muchas personas que sufren ante estas situaciones.
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Además de las
cuestiones estéticas y de espacio vital para el correcto desarrollo, están los
efectos funcionales beneficiosos de los vegetales sobre el microclima, que,
dependiendo de la especie, condicionan en gran medida el ambiente. Así, no es
lo mismo estar bajo la sombra de un árbol que al sol, ni comparable la sombra
de un árbol con la de una sombrilla, ni la de un pino, por ejemplo, con la de
un álamo blanco, ésta es más fresca. Qué decir de la humedad ambiente que
genera la vegetación y su poder refrigerante del aire, consecuencia de la
transpiración, distinta también para cada especie.
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La vegetación
también puede acarrear ciertos inconvenientes: alergias, mosquitos, roedores,
frutos que manchan y hacen resbaladizas las aceras, que pueden resultar venenosos...
La correcta elección de la especie vegetal supone una economía muy
elevada en el mantenimiento.
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