La vegetación y las edificaciones |
UTILIZACIÓN EN EL DISEÑO DE ESPACIOS
En el diseño de edificios y de los espacios libres
urbanos el arquitecto paisajista puede preguntarse sobre cuestiones como: ¿Es
menester el aislamiento de los usuarios en una determinada área? ¿Hay vistas
poco deseables que es necesario ocultar? ¿El área es muy extensa para una
utilización confortable? ¿Hay una vista que puede ser más interesante
descubriéndola progresivamente?… En muchas ocasiones con el adecuado empleo de
árboles y arbustos pueden mejorarse o lograrse muchos objetivos,
proporcionando, además, un cierto nivel de calidad sobre el empleo de otros materiales.
Cada especie vegetal tiene sus características de forma, color, textura
y tamaño, presentando además a lo largo de su vida aspectos diferentes, y sus
propiedades pueden ser enfocadas de distinta manera por el diseñador y el
usuario (a veces el que diseña espera una utilización distinta de la que en la
práctica tiene lugar). Hay funciones que pueden ser desempeñadas por un solo
árbol, y otras, en cambio, requerir de muchos árboles. La dinámica de los
vegetales es algo a tener muy presente en el diseño.
La percepción está basada principalmente en la
vista. La distancia y la sensación de espacio se logran cuando a la vista no la
bloquea ningún elemento.
La sensación de profundidad de campo y perspectiva
puede ser mejorada con la estratégica situación de los elementos presentes en
la escena, no es lo mismo el espacio abierto de un parque arbolado que el de
uno desarbolado. Los árboles permiten establecer comparación de tamaños en la
distancia, enmarcan y separan al observador los paisajes distantes, sus
alineaciones proporcionan una sensación de lejanía muy grande, las texturas
gruesas producen sombras fuertes que mejoran las vistas lejanas, en cambio, las
texturas finas y sombras delicadas van mejor a los paisajes cercanos. Los
árboles forman paseos endoselados, en el otoño, también alfombrados. En
definitiva, olvidándonos de otras muchas aplicaciones, con el empleo de
vegetales se puede contener, enmarcar, enlazar, ampliar, reducir, articular,
definir, dulcificar, endurecer, compartimentar, alinear y dar movimiento al
espacio, mediante la creación de nuevas formas, volúmenes, texturas,
perspectivas...
Los cerramientos hechos con vegetales, tienen muchas
aplicaciones. Con ellos puede ponerse fin a un espacio abierto, dirigiendo la
atención a una escala más reducida, al tiempo que se acentúa la intimidad y
emotividad. Mediante pantallas se focaliza la atención sobre una determinada
vista u objeto.
La continuidad vegetal es una técnica empleada para
unir un espacio con otro. La ampliación permite cambiar el tamaño aparente al
mantener en libertad lo que deseamos ampliar. Por oposición, la reducción de
espacio se consigue con la instalación de elementos que interceptan las vistas,
pudiendo lograrse dividir o subdividir el espacio tanto horizontal como
verticalmente, reduciendo su tamaño aparente. Las plantas logran la división
del espacio de forma tridimensional, a diferencia de las divisiones hechas con
otros materiales.
Las plantas pueden ser empleadas también para romper
grandes espacios en unidades rítmicas o irregulares, haciendo uso de las
peculiaridades de las distintas especies. Buenos ejemplos de esto tenemos en
los parques diseñados para distintos tipos de actividad.
Los árboles y arbustos son a menudo empleados en casas
y edificios para articular y definir entradas de acuerdo con una dirección
prevista o para articular movimientos.
Quizás uno de los mayores empleos de los árboles y
arbustos sea en la ocultación de determinados elementos y vistas. La pantalla
vegetal no solo oculta las vistas y privatiza los espacios sino que sirve de
cerramiento, y lo que es más importante, sin causar ningún impacto visual.
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