Antes
de cerrar este tema desearíamos incluir unas reflexiones sobre lo que hemos venido
hablando.
Hasta
aquí hemos tenido al mantenimiento como un factor limitante del diseño, y en
cierta medida así es. No podemos dejar de lado lo costoso que resulta y lo poco
dispuestos que están los políticos y las autoridades de la Administración a
invertir en ello el dinero necesario, y de aquí la obligación de proyectar con
economía de mantenimiento.
Pero
me gustaría invertir los términos y no considerar el mantenimiento como un
factor limitante. Admitirlo sólo como condicionante. Darle entrada en el
proceso de diseño - que tontería, ya la tiene - y participación, es decir
ponerle en el lado positivo. Algo así como unirse al enemigo si no lo puedes
vencer, como reza un refrán español.
¿Es
esta una postura conformista?
Nada
de eso: todo lo contrario; es obrar inteligentemente. Vamos a desarrollar esta
idea recordando mucho de lo dicho hasta ahora:
En
el proceso de diseño, como en todos los procesos, intervienen multitud de
factores y causas, que de alguna forma tienen que ver con el resultado que se
ofrece. El producto final es en definitiva el resultado de todas esas acciones
materializadas en un diseño.
La
idea surge de un pensamiento teórico y se modela por todas esas influencias,
que están ahí presentes; para verlas no hay más que analizarlo con ojo crítico
y saldrán todas ellas.
Cada
influencia participa con una cierta intensidad.
Si
la realización ha sido buena y el diseño funciona correctamente, todas esas
influencias conviven bien en su interior, sin agresiones mutuas, porque la
carga o participación de cada una de ellas es adecuada a la intención del
diseño y la proporción está equilibrada: cada uno coopera en la medida y con la
fuerza que se necesita y todos son necesarios, y por tanto positivos a la idea
del diseño.
Quien
determina la cooperación de los distintos factores es el autor de la idea del
diseño, el cual, con su experiencia, fija las proporciones y límites a no
rebasar, de manera que, como decíamos al comienzo, encaje de manera razonable
en el planteamiento crítico de la situación.
Algunos
factores intervendrán como consecuencia de la idea del diseño (donde el usuario
siempre será uno de ellos ya que para él, en general, se diseña) y estos
arrastrarán o pondrán en escena a otros, que se encargarán de labores
secundarias o de corregir las secuelas negativas de los primeros. Entre estos
se encuentra el mantenimiento.
Pues
bien, sólo se admitirá el mantenimiento como factor positivo cuando su
presencia o carga sea la lógica y razonable en consonancia con la idea de
diseño y en el planteamiento crítico de la situación, es decir cuando su colaboración
sea la justa y necesaria, que es tanto como decir cuando el mantenimiento
coopere como un factor más a la idea del diseño y por tanto se haya convertido
en un factor positivo.
Solo
cuando esto ocurra y cuando la cooperación de este factor sea razonable, es
decir no sea excesiva y acarree demasiados costes (siempre en relación con los
restantes beneficios del objeto diseñado), habremos alcanzado el diseño
ajustado; sólo bajo este punto de vista, ya que pueden no lograrse los
objetivos restantes y el diseño ser, por otras causas, un fracaso.
Después
de esto es obligado concluir fijando la importancia que se debe conceder al
mantenimiento en el diseño:
A
nuestro modo de ver hay que darle la importancia que tiene, la necesaria, pero
no tanta que enturbie o rebaje la idea base del diseño, si esta merece la pena;
es una evaluación del proyectista, como todas las demás.
Además,
nunca debe considerarse en primer lugar, es decir el proyectista en su tarea
creativa no debe sentirse coartado por el factor mantenimiento ni renunciar a
una buena idea a priori. Debe exponerla y después valorarla, y si realmente es
buena y encaja en el planteamiento critico de la situación - frase que hemos
repetido muchas veces y que es tanto como decir: tener los pies en el suelo -
tendrá que trabajarla todo lo que sea necesario para ajustarla a esta
situación.
Casi
siempre las buenas ideas pueden hacerse mucho más económicas y baratas de
mantener si se les trabaja adecuadamente sin que por ello no pierdan nada que
sea significativo de su esencia artística y funcional; es más, muchas ideas
ganan si son bien trabajadas en este sentido, ya que al fruto de la misma se
une un encaje económico y razonable que da mucho más valor a la misma.
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