Escaleras in situ.- La mayoría de las escaleras
en los parques se construyen in situ, empleando para ello los peldaños ya
preparados o prefabricados, ya sea de una o varias piezas. Aquí no vamos a
referirnos a éstas sino a las escaleras que se construyen libremente sin ningún
elemento prefabricado. Son las escaleras terrizas, de hormigón y de piezas
sueltas (más raramente las talladas en piedra).
Terrizas: Se forman excavando
directamente en la tierra consolidada la forma de los peldaños y se defiende su
borde con algún material, piedra o madera. Son muy utilizadas en ambientes
rústicos y debe cuidarse mucho la evacuación del agua de lluvia, que las
destruye en poco tiempo para lo que una pequeña pendiente transversal está muy
indicada. Estas escaleras llevan por lo regular zancas inclinadas a ambos lados
donde se afianzan las tabicas. El empleo del rollizo de pino, muy frecuente,
está poco indicado, por lo que hemos dicho el la entrada anterior.
De hormigón: Se arman (a veces),
encofran (también a veces) y hormigonan de una vez cada uno de los tramos junto
con el descansillo correspondiente, salvo que tengan una superficie en planta
mayor de unos 16 m2, en cuyo caso conviene realizarlas por separado, incluso el
tramo o el rellano, dejando juntas de dilatación. Las formas y dimensiones
pueden ser muy variables.
Es frecuente en
las escaleras de hormigón el endurecimiento de las superficies exteriores de la
huella con áridos del cuarzo o de corindón, también la adición de áridos de
machaqueo, coloreados y su lavado en fresco o con ácido, y también el
tratamiento impreso de la huella y, a veces, de la tabica.
En todos los
casos el borde de ataque del peldaño de estas escaleras es un punto débil que
con frecuencia se salta; se recurre a redondearlo en exceso para aumentar su
resistencia, con los problemas de seguridad que ya hemos visto que ocasiona, y
también a reforzarlo con un angular de acero, que también tiene inconvenientes
ya que provoca una arista muy viva, resbaladiza y peligrosa ante una caída,
además de ser estéticamente de dudoso resultado.
De piezas sueltas: Son frecuentes las escaleras
de ladrillo cerámico, del tipo tejar, con la tabica formada por ladrillo a
sardinel y la huella, si ha lugar, con otro tipo de aparejo. El ladrillo, a no
ser de gres, es un material que se desgasta con facilidad además de absorber
agua. De otra parte la arista del ladrillo normal es demasiado viva, si bien se
fabrican ladrillo con una arista roma para estos fines.
También son
frecuentes las escaleras realizadas con adoquines de hormigón. En ambos casos,
a veces, para reforzar el borde de ataque del peldaño se recurre al angular de
acero, en posición normal o vuelta, que ofrece los inconvenientes ya apuntados,
mayores en el segundo caso.
Escaleras mixtas: Son las realizadas por
materiales de distinto tipo, por ejemplo borde de peldaño de traviesa de
ferrocarril y huella cuajada de adoquín, de piedra (natural o artificial), ladrillo o
baldosa. En estas escaleras se suele hormigonar la pieza de borde y sentar en
tierra el material de relleno de la huella.
Formación de escaleras.- Todas las
escaleras, excepto las metálicas y las realizadas in situ, necesitan una previa
formación de escalera, que consiste en la realización de la rampa donde se
colocan los peldaños. Por supuesto cualquier escalera, también las metálicas
necesitan de un firme o de una cimentación.
De acuerdo con
la finalidad, el tipo de escalera, naturaleza del terreno, así como del tipo de
peldaño, la formación de escalera puede ser diversa. Por lo general para
escalones apoyados directamente sobre el terreno, caso más común de los parques
y jardines, se requiere una excavación y cajeado, afirmado del terreno, con
frecuencia aportación de material granular para conseguir una buena base, y una
solera de hormigón que puede estar o no armada, formando un todo uno con el
rellano, si las dimensiones lo permiten. Sobre esta base se colocarán los
peldaños.
En el caso de
utilizar peldaños de huella y tabica separada, o de piezas de cerámica o de
hormigón prefabricado, aunque sean enterizos, se requiere la previa formación
del peldañeado, que puede hacerse con hormigón o con ladrillos; en el primer
caso se recomienda hacer el peldañeado simultáneamente con toda la escalera y
que el armado sea solidario entre sí.
En la
construcción de escaleras el pie de la losa que compone cada tramo es el punto
clave de los esfuerzos y que más hay que cuidar para evitar asentamientos.
Con frecuencia
las escaleras se construyen sobre rellenos que son difíciles de consolidar por
su disposición en talud o por las dificultades de acceso. La compactación de
los rellanos es de la mayor importancia, no tanto la de la pendiente del tramo
que quedará soportado por la losa inclinada armada. Es conveniente, siempre que
se pueda, unir la losa del tramo al rellano superior, dejando una junta de
dilatación al pie del primer peldaño de subida, bien sellada para que no entre
el agua. No es adecuado unir el tramo de peldaños al rellano inferior pues, en
este caso, la junta de dilatación quedaría en la siguiente meseta junto a la
huella del último peldaño, muy visible y acusaría cualquier pequeño
asentamiento.
En escaleras de
pequeñas dimensiones, plantas inferiores a 20 m2 la mejor solución es
hormigonar toda la escalera de una vez.
El asiento de
los peldaños, ya sea directamente sobre la losa inclinada (caso de peldaños
macizos de piedra) o sobre peldañeado previo, se realiza con mortero de
hormigón, rejuntando bien todas las piezas.
Remates laterales.- Las testas de los peldaños
pueden quedar exentas o acometer contra una pieza de remate lateral, que puede
ser una zanca inclinada, como suele hacerse en las escaleras de traviesas o
contra un murete, que puede banquearse o dejarse con la pendiente de la
escalera. El empleo de estos remates obedece a cuestiones de tipo técnico y
también, muy frecuentemente, a razones estéticas.
Protecciones.- Por lo regular las escaleras
necesitan de protecciones en uno de los lados o en ambos, las cuales sirven,
además de pasamanos y asideros para facilitar su utilización. Para facilitar la accesibilidad, se colocarán pasamanos a ambos lados de cada tramo de escalera. Serán continuos en todo su recorrido y se prolongarán 30 cm más allá del final de cada tramo.
Existen multitud
de soluciones y procedimientos que no podemos entrar a describir; solo diremos
que son elementos muy visibles y por lo tanto influyentes en la estética por lo
que habrán de diseñarse con cuidado.
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